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sábado, 3 de marzo de 2018

El origen del Islam


El origen del Islam puede remontarse aproximadamente entre el s. VI y VII en la Península arábiga (Yazirat al-arab), en la cual predominaba en gran parte un paisaje desértico poblado en gran parte por tribus nómadas, beduinos y sedentarios, comerciantes y pastores que llevaban a cabo las rutas hacia el golfo Pérsico y de Ákaba así como caminos para la emigración por parte de las tribus semíticas.

Antes del Islam había tres culturas importantes en la península: Himyarí, Tamudí y Nabatea. Eran poblaciones sedentarias de agricultores y comerciantes que se vieron influenciados, por una parte, por la zona de Mesopotamia y Persa y por la cultura helenística y romana por otra. Estas influencias se daban dado a la imposibilidad de incomunicarse que les daba las rutas comerciales, sin embargo, cabe decir que los grandes pueblos conquistadores no ejercieron gran influencia social directa, ya fuera el imperio Romano, Macedonia o Egipto. Sí es cierto que una parte de la península se mantuvo más cerrada en el desierto, establecida en oasis y alrededor de pozos.

Habitaban también cristianos (ibadíes de Hira y gassaníes de Gassan) y judíos, que podían ser étnicos o antiguos árabes convertidos.

Fue en este contexto donde surgió la primera poesía árabe, dando origen a las casidas preislámicas (cantoras de glorias y ruinas tribales).

La religión preislámica que se encontraba en esos momentos es acogida por divinidades tribales y por una serie de ritos en las comunidades, como el caso de la peregrinación o el culto a los antepasados.

Puesto que la sociedad presente era de carácter tribal asentada en el desierto, la concepción de la realidad que se tenía era más bien impredecible, los fenómenos desérticos, la naturaleza, no podía explicarse mediante una esencia estática o inmutable, por lo que se encontraban en un desamparo existencial antes de la llegada de Dios. Aún con la transmisión del Islam aún quedará esta idea en algunos árabes ya islamizados.

La religión como tal se presenta en el hombre como el resultado de una búsqueda de seguridad. El ser humano, como animal ligeramente separado del resto por su inteligencia y entendimiento, puede ver el mundo como realidad en lugar de como medio, es decir, puede objetivarlo y concebirse a él mismo separado de él. El hombre puede concebir los estímulos recibidos por la naturaleza como realidades de las que puede independizarse. No solo se ve afectado por ellos, sino que puede moldearlos.

Sin embargo, la naturaleza parece que solo concibe un fin último para la especie, que sería la supervivencia, pero no para el individuo en sí mismo, por lo que aparece aquí un vacío en cada ser humano que busca llenar.

Entonces somos capaces de hacer una distinción entre “lo presente” y “lo ausente”, dándole a lo ausente el poder y nombrarla “deidad”, que es lo que lo posibilita todo. De esta forma, la religión en el ser humano adopta un carácter natural, pero más bien enfocado como a la búsqueda del sustrato físico, el hecho de ser consciente de que debe existir un aquello que da lugar a todo, el creador que es el responsable de lo creado.

Las religiones pueden dividirse en dos: prácticas, correspondientes, entre otras, al chamanismo, y las que ofrecen y teorizan una cosmovisión. A su vez, existe el polimorfismo (politeísmo), el inmanentismo (la naturaleza como deidad en sí misma), y el monoteísmo (un único Dios que es la causa de la realidad). De alguna forma puede verse una evolución del concepto Dios. El Islam es una religión cosmovisiva y monoteísta. La llegada del Islam supone el “tiempo de salvación”, por eso las zonas islámicas son denominadas Dar al-Salam (casa de salvación), mientras que el tiempo preislámica es el tiempo de la ignorancia, denominado yahiliya.

Esta religión es mostrada por medio de la Palabra (como la ley judía o el evangelio cristiano) que revela la verdad última, lo que está por venir, es decir, una profecía que se enmarca dentro de un espacio histórico y geográfico: se dice que entre el Indo y el Nilo y entre el Cáucaso y el golfo Pérsico nacen las primeras manifestaciones monoteístas y unideístas.

Cierto grado de historicidad es también presente en el surgir mismo de las religiones: el judaísmo se inicia con el viaje de la familia de Abraham desde el golfo Pérsico hasta la Tierra de Canaán, el Cristianismo con el nacimiento, vida y muerte de Jesús de Nazaret, y el Islam con la hégira: retirada de Mahoma el 622 de nuestra era desde la Meca a Medina.

Mahoma (Muhammad) se presenta a sí mismo como el escogido por Dios para la transmisión del mensaje profético pero también como un hombre corriente como cualquiera.

Nació el 570 en La Meca, quedando huérfano a muy corta edad y fue criado por su tío y junto a su primo. Ellos, junto a su mujer Jadiya y algunos siervos y esclavos fueron sus primeros discípulos cuando el 610 inicia la predicación, rechazando el carácter tosco del politeísmo preislámico. Se ganó la enemistad con la oligarquía de La Meca y llegó a ser apedreado en Tayf, por lo que se acogió en Medina el septiembre del 622. Allí se le concede terreno y se convierte en el director de la comunidad islámica que comenzaba a nacer.

Se produjo una guerra que le fue favorable el Islam y pudo llevarse a cabo la peregrinación de los fieles y la entrada del Profeta, que murió el 632.


El Islam se presenta como la única religión de Dios comunicada por Adán a los profetas, siendo Mahoma el último y el que cierra el círculo profético.

La ley islámica está regulada por la Sharía, que bebe de tres fuentes distintas: el Corán (texto que contiene la mayoría de normas musulmanas y que fue revelado a Mahoma), la Sunna ( o tradición del Profeta) y la iyma (consenso de la comunidad).

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