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viernes, 18 de mayo de 2018

Santo Tomás y San Agustín en la iconografía medieval


En la Edad Medieval, la filosofía pasó de estar fundamentada por una base pagana en el mundo clásico a tener un gran carácter religioso. La filosofía medieval se centraría, sobre todo, en Dios, por lo que se crearía una cierta compatibilidad entre filosofía y religión. Mientras unos habían rechazado la filosofía por sus rasgos paganos, algunos pensadores encontraron en ella una buena herramienta para ligar con la revelación.

Dos de los pensadores más relevantes de la Edad Media fueron San Agustín y Santo Tomás de Aquino, y en el modelo iconográfico aparecen representados con atributos propios de las representaciones de los filósofos griegos.

San Agustin - Simone Martini
(1320)
San Agustín es habitualmente representado como un Santo o un eclesiástico, dos figuras íntimamente ligados. Vuelve a aparecer el libro como principal atributo, lo podemos ver también en la “Consolación de la filosofía” de Boecio o en la “Escuela de Atenas”, en la que tanto Platón como Aristóteles, situados en el centro de la pintura, portan cada uno un libro. Otro elemento sacado de la tradición clásica es la barba, que va a simbolizar la acumulación de sabiduría. A los filósofos se les suele representar en una edad avanzada, prácticamente la vejez, pues esta se entiende como un símbolo de autoridad.

En esta obra, de Simone Martini, aparecen también atributos episcopales: el anillo, como símbolo de autoridad jurídica; el cetro (autoridad pastoral); copia pluvial (dignidad sacerdotal); mitra (símbolo de autoridad) y guantes blancos (pureza).



En el caso de Santo Tomás, en esta obra se puede apreciar un eje de simetría, propio de la iconografía medieval, y al haber varias figuras se ve como se ha establecido una jerarquía a partir de la cual los personajes de mayor relevancia se encuentran en un mayor tamaño y en una posición más central.
Santo Tomás lleva el hábito dominico, en el que el blanco simboliza pureza mientras que el negro pertenece a la penitencia. De nuevo, y al igual que en San Agustín, aparece el libro, pero sin embargo no aparece la barba, como en las representaciones más propias del Humanismo del siglo XV.

Apoteosis de Santo Tomás de Aquino
(Francesco Triani, 1323)
La zona superior pertenece al ámbito celestial con San Pedro y San Pablo (entre otros) que convergen hacia el centro, donde se encuentra Jesucristo representado como un filósofo de la antigüedad, portando también un libro. San Pablo se le considera el primer teólogo y San Pedro fue el primer papa.

En esta obra Tomás es el destinatario directo de los Evangelios.

A ambos lados de santo Tomás se encuentran dos hombres sosteniendo un libro respectivamente, estos dos serían Platón y Aristóteles, y bajo estos, el ámbito terrenal, donde en la izquierda aparece la iglesia militante y los humanos, y en la derecha los altos cargos.

En el centro yace tumbado Averroes, un filósofo musulmán. Se interpreta como el triunfo del pensamiento de santo Tomás, cristiano, sobre la filosofía árabe de Averroes.


martes, 15 de mayo de 2018

Manuscritos de Nag Hammadi

Evangelio de Tomás
(Uno de los papiros hallados en el Alto Egipcio)


 En 1945 tuvo lugar en una zona montañosa del Alto Egipcio el descubrimiento de doce códices y parte de un decimotercero en una jarra de cerámica que son denominados los manuscritos de Nag Hammadi por haber sido hallados cerca de la población con ese mismo nombre. Estos textos se identificaron con los primeros siglos de la era cristiana y se entendieron como parte de los evangelios del cristianismo primitivo y, más concretamente, con la corriente gnóstica del cristianismo que sería considerada herética por la iglesia ortodoxa.

Se supo más tarde que estos textos pertenecían a la traducción copta hecha 1500 años atrás (300-400 d. C) cuyos originales debieron estar escritos en griego y los dataron aproximadamente entre el 120-150 d. C, posteriores al Nuevo Testamento (60 – 110 d.C). Sin embargo, algunos rechazaron la idea —basada en que, si los textos gnósticos habían sido considerados heréticos debían ser posteriores al NT— para afirmar que pertenecían a tradiciones incluso más antiguas (50 – 100 d.C).

Sabemos que el cristianismo fue una religión perseguida en el Imperio Romano hasta que, en el siglo IV, el emperador Constantino llevó a cabo su conversión y el cristianismo pasó de ser perseguido a ser la religión aceptada y oficial, de manera que los altos cargos (obispos, sacerdotes, diáconos) comenzaron a ostentar el poder y ellos dijeron poseer la “verdadera fe”, con la diferencia de que ahora estaban respaldados por el estado. Así pues, aquellos puntos de vista que no congeniaban con la fe que ellos predicaban, no solo se consideraban herejes, sino que además esta herejía devino delito.
Se dice que esa es la razón por la que un monje del Alto Egipto decidiera esconder los manuscritos encontrados en Nag Hammadi, pues los libros eran destruidos.

Existen diversas teorías entorno al cristianismo “gnóstico” que relatan los manuscritos encontrados. Como comienzo, destacar el significado de la palabra “gnosis”, que en griego define el “conocimiento”, entendido como una “intuición”. El conocimiento de uno mismo era el punto de partida, y con eso se llegaba al conocimiento de Dios, identificado con el autoconocimiento. El cristianismo ortodoxo, en contraposición, presenta la figura de Dios como alejada del yo. De la misma forma, el gnosticismo nos muestra a Jesús como un igual a los demás hombres de la Tierra, mientras que el cristianismo hegemónico lo hace como el señor e hijo de Dios, alaba su espíritu divino y lo diferencia del resto de seres humanos.

Entre estas y otras convergencias circula el debate acerca del por qué de la prohibición de esta corriente acerca de la cual versan muchos estudios y sobre el cuál no se ha llegado a una unanimidad. Se habla de influencias orientales como el budismo, de herencias en el judaísmo e incluso en la filosofía griega. Se discute incluso si el gnosticismo se trataría de un movimiento precristiano, independiente del mismo, con una influencia en su mayoría pagana.

Lo que sí debemos tener en cuenta es que la tradición cristiana que conocemos es una “pequeña selección de fuentes específicas” elegidas según unos intereses por parte de las instituciones, ya no solo intereses religiosos, sino políticos y sociales.

En este enlace se puede acceder a la lista de manuscritos que componen la Biblioteca de Nag Hammadi: http://escritosdelcristianismoprimitivo.com/Codices-de-Nag-Hammadi/.

Bibliografía: PAGELS, E. (2015) Los evangelios gnósticos. Editorial Planeta. Barcelona.


jueves, 10 de mayo de 2018

Myriam de Magdala

María Magdalena como La Melancolía
(Artemisia Gentileschi)

María Magdalena es uno de los personajes bíblicos más famosos de las Sagradas Escrituras, y la tradición de la Iglesia católica nos la ha mostrado en los últimos años como una mujer pecadora, prostituta, de la cual Jesús llegó a expulsar siete demonios. En las representaciones artísticas, este personaje suele aparecer de forma usual con un carácter penitente o en relación con el Salvador, ya sea arrodillada junto a él o postrada enfrente de la cruz. Más allá de esta imagen que podríamos denominar negativa, María Magdalena fue una de las cinco mujeres compañeras de Jesús que le siguieron, a parte de los apóstoles, entre ellas María de Betania, Juana, Susana y Salomé. Además, es considerada el primer testigo de la resurrección de Jesucristo e incluso en algunos textos se la considera como la fundadora del cristianismo, pues ella, según el Evangelio de María, uno de los textos apócrifos (ocultos) hallados en la biblioteca de Nag Hammadi (1947), es la encargada de comunicar las enseñanzas de Jesús a los demás apóstoles.

Para comprender esta demonización del personaje de Myriam de Magdala parece correcto remitirse a las tradiciones y las costumbres de la sociedad de la época en la que habría tenido lugar la vida de Jesús. 

En el relato del Génesis existen dos versiones de la creación del hombre y la mujer. Por un lado, encontramos “varón y hembra los creó”, sin establecer ninguna relación de poder entre ambos, y, por otra parte: “de la costilla (del hombre) hizo una mujer”, y aquí sí que vemos como Adán es el sujeto primero y necesario para la existencia de la mujer, que se definiría por su relación con el hombre. La tradición católica insistiría en esta segunda versión.

A lo largo de la historia las mujeres han sido modelos ideales definidos y establecidos por hombres, sin embargo, las mujeres reales de la vida cotidiana permanecieron en la sombra. Pandora en el universo grecorromano y Eva en el cristiano condenaron al mundo a la desdicha. Ambas son el principio de una tradición misógina que impera aún en nuestros días.

En Israel, en el siglo I, las mujeres no tenían ningún acceso al estudio de la ley, a la predicación en la sinagoga y tampoco a la actuación en los actos públicos. Ellas debían ser esposas y madres, esas debían ser sus grandes aspiraciones en la vida y su rol principal: casarse (mediante un matrimonio que concertaban los hombres de la familia) y tener hijos. Si la mujer padecía de esterilidad, llegaba a considerarse que se debía como consecuencia a un pecado cometido por ella. Las mujeres eran dependientes de un hombre durante toda su vida, consideradas siempre como menores de edad. En este sentido, María Magdalena desafía el rol que se la ha asignado, rechazando la pasividad que las mujeres debían mostrar y siguiendo a Jesús en su predicación.

Como se ha dicho antes, desde el momento en que comenzó a definirse a la mujer por parte de monjes y clérigos, esas definiciones estaban cargadas de un carácter misógino imperante, heredado en parte de los textos aristotélicos. Lo femenino se veía como el origen del mal, el camino que conducía al pecado, de la misma forma en que Eva sedujo a Adán para cometer el pecado original.

En contraposición a la mujer pecadora (Eva, modelo en el cual también podríamos incluir la figura de María Magdalena), se contrapuso María, la madre de Jesús. Ella fue considerada la única digna entre todas las mujeres. Eva era la madre de las mujeres en la Tierra mientras que María era la madre del Salvador. María se convirtió de esta forma en un modelo alabado a las que las mujeres debían aspirar pero que era inalcanzable, pues era madre, pero seguía siendo virgen, pura. (Las mujeres eran consideradas impuras con la menstruación y tras el parto).

En la era medieval se discutiría sobre si las mujeres carecían o no de alma y sobre su naturaleza diabólica, discusiones precedidas por el desconocimiento del cuerpo femenino que los hombres tenían.

El cristianismo comenzó su influencia a partir del siglo I d. C y tuvo una gran difusión hasta que en el siglo IV Europa se consideraba cristiana, hecho que aventajó la perpetuación de las viejas tradiciones religiosas.

Hay que tener en cuenta que el canon bíblico establecido por la Iglesia católica es una creación humana, artificial, de manera que se han añadido y descartado textos a elección de la Iglesia y en pro de sus intereses. De esta forma, no es extraño que se quisiera apartar la figura de María Magdalena, pues esta tendría una gran relevancia en el relato bíblico.

Así pues, Myriam de Magdala habría sido discriminada, por un lado, por le hecho de ser mujer, y por otro, porque no siguió con las costumbres que debían seguir las mujeres de su época, llegando a ser la elegida de Jesucristo para continuar su legado.


jueves, 19 de abril de 2018

La Filosofía y las Siete Artes Liberales (Iconografía en la filosofía medieval)


Esta imagen pertenece a un manuscrito ilustrado medieval (Hortus deliciarum) que fue compilado por Herrada de Landsberg, datado en el siglo XII y representa a la Filosofía y las siete artes liberales que derivan de ella.

El círculo exterior es la representación de la infinitud, la perfección, y es el círculo que abarca el conocimiento. En el círculo interior, a modo de núcleo, aparece en la parte superior la Filosofía, portando una corona formada por tres caras, representando correspondientemente la ética, la lógica y la física. De la Señora Filosofía nacen siete líneas, cada una representando una de las siete artes liberales. A su vez, ella está sosteniendo un escrito en sus manos, que es el siguiente: “Omnis sapientia a Domino Deo est; soli quod desiderant facere possunt sapientes” (Toda la sabiduría emana del Señor Dios; sólo los sabios pueden hacer lo que desean).

Bajo ella, se encuentran en una posición de enseñanza y aprendizaje dos de los grandes filósofos clásicos: Sócrates y Platón.

Alrededor de la filosofía, rodeando el círculo interior, están las distintas personificaciones de las siete artes liberales, que en la Edad Media se dividían en dos grupos: Trivium (Gramática, Dialéctica y Retórica) y Cuadrivium (Geometría, Aritmética, Astronomía y Música).

En la parte superior, sobre la cabeza de la filosofía, se encuentra la Gramática, sosteniendo en sus manos un libro y un manojo de espigas, concretamente cinco, que se relacionan con la simplicidad, la perfección, la infinidad, la inmutabilidad y la unidad.

Siguiendo la dirección de las agujas del reloj, encontramos entonces la Retórica sosteniendo un lápiz y una tablilla para escribir en ella. La siguiente, la Dialéctica se nos presenta sujetando la cabeza de un perro a modo de simbolizar los enfrentamientos mediante la refutación de argumentos. Mientras que, hasta ahora, hemos visto que la Gramática y la Retórica tenían posiciones más bien estáticas, la Dialéctica se muestra más activa, como si estuviera discutiendo con alguien. Estas serían las personificaciones de los tres saberes del Trivium.

Gramática
Retórica
Dialéctica

Si seguimos bajando, nos encontramos ahora con la Música, una figura característica y fácil de reconocer por los instrumentos que sujeta y que la rodean. La Aritmética parece agarrar en sus manos lo que podría ser una cinta métrica. La Geometría, a su lado, tiene en una mano una vara que se utilizaría como regla y un compás. Finalmente, la representación de la Astronomía aparece mirando al cielo, representado por un puñado de estrellas sobre ella. 

Aritmética


Geometría
Música
Astronomía




Para terminar, se pueden ver cuatro figuras en la parte inferior que se encuentran fuera del círculo, lo que significa que no participan en el verdadero conocimiento, es decir, no llevan a cabo la ciencia verdadera.

miércoles, 18 de abril de 2018

"La Consolación de la Filosofía"

Alegoría de Filosofía (Giacinto Brandi)
“Toda generación y toda evolución en los seres sometidos a diferentes cambios tiene sus causas, su disposición y sus formas en la inmutabilidad de la inteligencia divina. Desde la ciudadela de su simplicidad, la inteligencia divina ha trazado un plan para poner en marcha los múltiples acontecimientos. Visto este plan en la puridad de la inteligencia de Dios, se llama Providencia. Si lo contemplamos en relación con las cosas que mueve y controla, los antiguos lo llamaron Destino. Cualquiera que examine con los ojos del espíritu la fuerza de ambos, comprenderá claramente la diferencia entre Providencia y Destino.
Providencia es la misma razón divina que todo lo dispone y que reside en el origen último de todas las cosas. Destino, por su parte, es el orden establecido inherente a las cosas sometidas a cambio y el nexo por el que la Providencia une todas las cosas y las sitúa en su propio lugar.” -La Consolación de la Filosofía (Boecio).


“La Consolación de la Filosofía” es una obra del filósofo Boecio (480 – 524) escrita mientras estaba encarcelado y esperaba el juicio. En ella, se le aparece la Filosofía personificada como una mujer que él describe con los “ojos de fuego”, “manos delicadas”, con la letra “pi” griega en la parte inferior del vestido unida mediante peldaños a modo de escalera a la letra “theta”, en la parte superior del mismo, agarrando un libro y un cetro en las manos.

Óleo de Mattia Preti 
Boecio no entiende por qué ha caído en desgracia y la Filosofía, entre otras cosas, le explica como funcionan el Destino y la Providencia, que quizá se confundan en una sola cosa en la mente de los hombres, pero en realidad son dos distintas. Mientras que la Providencia es la razón divina, el resultado del plan simple que Dios ha creado, el Destino es aquello cambiante y múltiple donde se lleva a cabo dicho plan en todas las criaturas del universo. Así, la Señora Filosofía le describe círculos que se van a alejando del centro, al cual lo define como la “primera y suma inteligencia” o “el bien supremo”. Las características de ese centro son la simplicidad, indivisibilidad, unicidad, inmutabilidad y totalmente libre del Destino, pues es ese centro el que dirige las cosas sujetas a cambio.

Sin embargo, a medida que se va uno desplazando hacia los círculos más alejados, más atrapado se ve en las redes del Destino.

El centro, que representa la unidad, que es hacia donde debe tender uno, se identifica con lo estable, mientras que aquello alejado representa la inestabilidad.

Estas ideas encontradas en los fragmentos de Boecio tienen una gran carga platónica. En el Símil de la Línea que nos presenta Platón se puede ver como el máximo conocimiento al que debe aspirar el filósofo es a la idea del Bien, y para ello hay que “superar” los obstáculos de la multiplicidad de las cosas del mundo sensible, las imágenes, las copias. Esta ascensión hacia el conocimiento puede corresponderse en cierta manera al acercamiento de la razón divina, es decir, el centro a donde debe dirigirse uno para encontrar la estabilidad.

De la misma forma, esta dicotomía entre lo uno y lo múltiple, vinculando la unidad a la perfección y, por tanto, a lo positivo, y a lo múltiple a lo imperfecto y, por tanto, negativo, también se encuentran en los pares de opuestos que crean los pitagóricos. Donde se encuentra el Uno también está lo limitado, los números pares o lo masculino mientras que en el grupo de lo múltiple se encuentran los impares, lo ilimitado o lo femenino.



lunes, 9 de abril de 2018

El problema del pensamiento medieval


Desde nuestra posición como herederos del pensamiento moderno y de las grandes ideas de la Ilustración, tendemos a rechazar la filosofía producida en la Edad Media pues la percibimos alejada de nuestra cultura. La revolución intelectual que trajo consigo el siglo XVIII, denominado el Siglo de las Luces, recuperó y se nutrió del pensamiento clásico, sintiendo hoy en día mucho más cercanos a nosotros a pensadores como Aristóteles o Platón que a Santo Tomás o San Agustín. Mientras que el saber antiguo se concibe como el “comienzo del conocimiento”, el pensamiento medieval tiene la mala fama de ser una época en la que no se produjo verdadera filosofía, sino que fue más bien un período de documentación y compilación de la filosofía anterior, repitiendo y siendo una prolongación de este saber antiguo.

Extracto de "Las siete artes liberales" de Herrada de Landsberg

Además de todo esto, a los escolásticos se les acusa de no ser verdaderamente intelectuales pues todo el conocimiento que poseían lo extraían de los libros y no se enfrentaban a su realidad, sino que más bien elaboraban comentarios de texto sobre el pensamiento de los autores anteriores.

Hay que sumarle el hecho de que no hay nada que defina a la edad media como objeto histórico -hay que tener en cuenta que abarca nada menos que diez siglos-. Mientras que sabemos con cierta exactitud y detalle el estilo de vida y el contexto y situaciones en las que se encontraban los filósofos clásicos, no ocurre del mismo modo en el caso de la Edad Medieval. Pero entonces se plantea otra cuestión importante: ¿lo que se llevó a cabo en la Edad Media lo convierte automáticamente en pensamiento medieval?

A estas preguntas también se añaden la dificultad en sí misma que presenta el estudio del pensamiento medieval: se conservan pocas obras, existen listas de autores, pero sin obras atribuidas a los mismos, y el hecho de que algunos manuscritos son considerados buenos por el mero hecho de que su propietario pudo permitirse que fuera copiado y conservado.

¿Significa todo esto que no puede encontrarse ninguna actualidad en el pensamiento medieval? ¿Es inútil el estudio de los medievalistas?

Podría decirse que se tiene una concepción de la filosofía medieval bastante sesgada y reducida, una comprensión limitada de lo que realmente es. Por ejemplo, se tiende a vincular lo medieval instantáneamente con el cristianismo.

Teorías producidas durante la época medieval, como es el caso de la teoría de la referencia, que dejó de tenerse en cuenta hasta hacerla desaparecer.

El medievalista debe reconocer y analizar estos aspectos de continuidad y discontinuidad presentes en la historia del pensamiento.

martes, 27 de marzo de 2018

Hissa Helal: La poetisa (Documental)

"El poeta del millón" es en Arabia Saudí lo que aquí conocemos como "American Idol" o "Tú sí que vales", pero, mientras que nosotros estamos acostumbrados a ver en nuestros televisores a jóvenes talento buscando su oportunidad en el mundo de la música o el baile en la mayoría de los casos, en este talent show se buscan expertos en el lenguaje poético. 

Este espectáculo, predominantemente masculino, fue visto por Hissa Helal, quien pensó -y de forma muy acertada- que no tenía por qué ser un ámbito restringido a los hombres y, que como ella misma dice, seguro que existen mujeres capaces de escribir poesía tan buena o incluso mejor. Es entonces cuando ella decide presentarse -con el permiso de su marido-, consiguiendo, no solo llegar a la final sino quedar la tercera clasificada. 

Los poemas de Hissa Helal no tocan temas triviales o poco polémicos, sino que se mete de lleno en la cultura de su propia sociedad, llegando a criticar las fatuas (pronunciamientos legales del islam emitidos por un especialista) de algunos clérigos islámicos. Criticas que impulsaron a muchos a tacharla de hereje, infiel e incluso a amenazarla de muerte.

Esta poetisa pone de relieve problemas como la situación de inferioridad en la que se encuentra la mujer en el mundo islámico o la presencia de extremistas religiosos que, según ella, pretenden que aflore odio hacia todo aquél que no comparta la misma creencia religiosa. Dentro de este marco, Hissa Helal defiende la fe como algo privado, íntimo, una relación entre Dios y cada individuo y que no debería poder regularse con leyes desde la política. 

Pero, esta mujer es consciente de a qué medidas puede enfrentarse en caso de que se "excediera" en comportamientos que su cultura no acepta. Es por eso por lo que, a pesar de considerarlo escaso de lógica, ella sigue las leyes de vestimenta de su sociedad y por ello porta el niqab y obliga a sus hijas a llevarlo (como se ve en el documental).

Hissa Helal es, ante todo, una madre de familia que, siguiendo la norma pretende cambiarla. Una persona sensata que sabe a lo que se enfrente y que, aún así, va a luchar con las armas de las que dispone.

Ella misma sabía que los hombres no iban a permitir que una mujer quedara en el primer puesto, pero un tercer puesto no es sino el principio de un camino que está dispuesta a recorrer para mejorar la sociedad en la que vive.


Enlace al documental: https://www.youtube.com/watch?v=8W-a-tnSs0c



domingo, 18 de marzo de 2018

Recepción del pensamiento griego en el Islam


La sabiduría helénica en el pensamiento islámico fue acogida como un saber completo que en esos momentos necesitaban para las dificultades que encontraban en sus propias explicaciones. Ese saber antiguo ofrecía una explicación del cosmos y tenía aplicaciones prácticas de la cual los islámicos podían disponer. Así pues, de la philosophia nació la Fálsafa, considerada una corriente del pensamiento islámico vista como una continuación de la filosofía griega.

Las zonas donde tuvo más desarrollo fueron Irán e Iraq en Oriente y Al-Andalus en Occidente.

El núcleo del pensamiento islámico estaba compuesto por la tradición y las ideas coránicas, por lo que la filosofía pretenderá desligarse e intentar dar explicaciones sin recurrir a esos elementos, aunque, al no poder separarse de su cultura, tampoco lo va a poder hacer de la religión a pesar de que intentará entender el Corán de forma distinta hasta entonces. Se va a introducir la razón humana y se va a convertir en punto de partida, sobreponiéndose en ocasiones a la verdad revelada. Van a elaborarse doctrinas que discutirán la relación entre filosofía y revelación y se buscará la justificación racional de la profecía.

Platón y Aristóteles representados en la Escuela de Atenas de Rafael
Partiendo de la lógica aristotélica se afirmará la existencia de la razón y se entenderá como la vía para acceder a la verdad. Aparece la palabra en árabe: al-mantiq (palabra articulada/razón) y se verá la lógica como el lugar donde está la razón, es decir, la palabra racional, contrapuesta a la palabra revelada de la religión. De esta forma, el hombre, del que deriva la razón, se contra pone la idea de Dios, que revela la verdad divina.

Estos dos caminos hacia la verdad se verán en distintas posiciones a lo largo del desarrollo del pensamiento. En ocasiones pretenderán reconciliarse, otras van a rechazarse por completo la religión mientras que en otras la religión va a querer ocultar la filosofía.

Para el estudio de la filosofía griega en el mundo árabe se llevaron a cabo traducciones de los textos sobre todo en Siria, por los grupos arameos, y las de origen iranio en la zona oriental. Se fundó la Escuela de los Persas en Edessa, pero fue clausurada el 489 por el emperador Zenón, por lo que tuvieron que refugiarse en Nasibin. Un emperador Sasánida fundó una escuela y cuando el emperador Justiniano clausura la Academia de Atenas, el director busca refugio en Irán.

Algunos traductores notables de textos griegos fueron: Sergio de Ras’Ayna, Severo Sebojt, Job de Edessa, Ahu Demmeh. La mayoría de las traducciones se hacían de las obras lógicas de Aristóteles.
En el s. IX el califa ‘abbasí al-Ma’mun funda en Bagdad la escuela de Bayt al-Hikma (casa del saber), quien fue sucedido más tarde por un discípulo, y este a su vez por hijo y sobrino. Aquí se puede comenzar a hablar de una escuela de traductores que traducían al árabe la traducción siriaca, en lugar de acudir a los textos griegos directamente.

Los autores más traducidos fueron: Aristóteles, Platón, Euclides, Plotino, Alejandro de Afrodisio, etc.

Cabe hablar, pero, del papel que tuvo el neoplatonismo en la recepción del legado griego, pues los textos antiguos llevan con ellos la formalización escolar neoplatónica, un pensamiento vigente en el mundo helenístico romano desde el s. I al IV de nuestra era.

Con esta corriente surge el profesor de filosofía y el manual de filosofía, a raíz de las enseñanzas de la Academia, y son estos manuales de los que parten los nuevos sabios, ya sean judíos, cristianos o musulmanes, cuya base se encuentra en la teología de los libros revelados. Se utilizan pues para la formalización de la teología, necesaria para su desarrollo.

Los sabios religiosos van a comprender el ser, el Uno divino como el Dios dentro del monoteísmo y van a explicar la unicidad de Dios a partir del principio fundamental de la revelación profética: la creación. Esta unicidad divina no se alterada por la existencia de las cosas y los sujetos. La materia no es totalmente independiente de Dios, pero Dios no toca la materia. Se establece una clara división, aunque no se desliga del todo, entre el Creador y lo creado.

Al -Kindi en un sello sirio
Dentro de esta creación, se distinguen los seres inteligentes, que son imagen de él, y los no inteligentes, los que no son su imagen. Los que poseen inteligencia, los hombres, están dotados de una luz divina que va a comprenderse como logos para entender y predicar la voz de Dios.

De esta forma de pensamiento en que se pretende una reflexión intelectual sobre la revelación, va a separarse lo que hemos denominado como Fálsafa, una filosofía mucho más arraigada a las formalizaciones griegas y cuya culminación va a estar presentada por Ibn Rusd. El precursor de esta va a ser Al-Kindi, quien lleva a cabo la primera formulación del pensamiento de la fálsafa en el s. IX. Es denominado como Fayla-suf al-‘arab (el filósofo árabe). Conoce en profundidad la historia de la filosofía y dedica un tratado a los libros de Aristóteles y tres a Sócrates. Su pensamiento ha venido influenciado, aunque en gran parte por Aristóteles, sobre todo en la lógica, física o biología, en el campo de la metafísica bebe de raíces neoplatónicas.


BIBLIOGRAFÍA

RAMON GUERRERO, R. (1996). Historia de la Filosofía Medieval. Madrid, Akal.

CRUZ HERNÁNDEZ, M (2011). Historia del pensamiento en el mundo islámico. Madrid, Alianza Editorial.

domingo, 11 de marzo de 2018

Configuración del pensamiento islámico


El Islam se nos presenta como una religión que predica la existencia de un único Dios por parte del profeta Mahoma, a quien le fue revelado el mensaje divino cuyos pilares se fundamentan en el texto del Corán. Sin embargo, el islam supone también una entera concepción del mundo, tanto a nivel social como político y a su vez una forma de entender la civilización y regularla a través de costumbres, hábitos e incluso normas éticas. Es por eso que el Islam también es una zona geográfica, la casa del Islam (dar al-Islam). Todas estas perspectivas conforman el mundo islámico.
Mahoma creó la comunidad de la Umma, la cual suponía la obediencia y sumisión a Dios así como una vinculación entre sus miembros por religión, no por sangre, y estaba regida por la ley del Corán. Hay que destacar que el texto ha tenido desde el principio un carácter abierto que ha ido requiriendo de la interpretación a lo largo del tiempo, por lo que para los musulmanes se considera siempre actual. De esta forma, la ciencia de la Revelación se complemente con la ciencia de la Interpretación.
Es el filósofo Averroes quien va a suscitar la cuestión de la hermenéutica en el Corán.
Las interpretaciones dadas incurren en el surgimiento de distintos significados, por lo que eso generará una serie de debates entorno a conceptos e ideas que, a la hora de fijar el texto, va a producirse una selección y un rechazo hacia unas y otras. Esta selección va de la mano de las implicaciones ideológicas, sobre todo de carácter político, y es aquí donde se comienza a reflexionar acerca de la legitimidad del poder y el pensamiento se divide en tres caminos distintos:
·         Sunníes: seguidores de la tradición.
·         Chiíes: partidarios de la familia del Profeta.
·         Jariyíes: se separan de los dos anteriores.
Con esta división surgen las primeras cuestiones teóricas.

El Derecho se considera también una ciencia religiosa pues se basa en la regulación de la relación entre el creyente y Dios y los demás hombres. Aporta las reglas prácticas de la religión y descubre y desarrolla la Sharía.

Detalle de una pintura árabe (siglo XIII)
Con él progresa y evoluciona el estudio de la Gramática y la Historia, la primera necesaria para la fijación del texto revelado y la segunda, que en un principio se utilizaba para conocer la vida de Mahoma y las circunstancias alrededor de la fundación del Islam, se empezó a considerar de forma utilitaria y pragmática como lección obligatoria para los creyentes y para facilitar la comprensión del sentido de la Revelación.
Hacia el siglo X, la preocupación hacia la religión menguó para depositarse más en el interés por el hombre, y eso se debió a cada vez más la inclusión de la razón en la historia, lo que tuvo repercusión en la ética y la política.

Otra forma de pensamiento que destacó en la comunidad musulmana fue la Mística, que se caracterizaba por un especial acercamiento con Dios a través del amor, que bebía en parte del sistema neoplatónico.

Un elemento notable que destacar en el pensamiento islámico es la influencia de la Grecia clásica, cuya transmisión se realizó de manera oral y escrita y tuvo mucha difusión sobre todo por la zona de Siria y Persia. El saber antiguo, además, se concebía como un conocimiento completo, con ciencias prácticas que en ese momento los musulmanes buscaban, como es la medicina, la astronomía, etc.
Se llevaron a cabo traducciones de obras griegas al árabe, lo que llevó a tres orientaciones distintas:
·         Antiracionalistas: se acogieron a la Revelación y a la Tradición, rechazando cualquier perspectiva ajena a ellas.
·         Intermedio: se pretendía complementar la filosofía griega con los pilares fundamentales del Islam, llevando una renovación a las ciencias tradicionales.
·         Falsafa: considerado como una continuación del pensamiento filosófico griego a partir de bases del pensamiento islámico.
Con la llegada y la recepción de la filosofía griega se produce una dicotomía en el mundo árabe. Por un lado, la teología (Kalam) que aboga por una base religiosa, aunque se constituye como ciencia (reflexión teológica), y, por otro, una vertiente heterodoxa (Zandaqa) que ataca la religión. Incluso dentro de la teología se contrapone la razón a la tradición cuando algunos pretenden hacer prevalecer la enseñanza de los primeros musulmanes, aunque con cierto valor a la filosofía griega.




BIBLIOGRAFÍA

RAMON GUERRERO, R. (1996). Historia de la Filosofía Medieval. Madrid, Akal.

sábado, 3 de marzo de 2018

El origen del Islam


El origen del Islam puede remontarse aproximadamente entre el s. VI y VII en la Península arábiga (Yazirat al-arab), en la cual predominaba en gran parte un paisaje desértico poblado en gran parte por tribus nómadas, beduinos y sedentarios, comerciantes y pastores que llevaban a cabo las rutas hacia el golfo Pérsico y de Ákaba así como caminos para la emigración por parte de las tribus semíticas.

Antes del Islam había tres culturas importantes en la península: Himyarí, Tamudí y Nabatea. Eran poblaciones sedentarias de agricultores y comerciantes que se vieron influenciados, por una parte, por la zona de Mesopotamia y Persa y por la cultura helenística y romana por otra. Estas influencias se daban dado a la imposibilidad de incomunicarse que les daba las rutas comerciales, sin embargo, cabe decir que los grandes pueblos conquistadores no ejercieron gran influencia social directa, ya fuera el imperio Romano, Macedonia o Egipto. Sí es cierto que una parte de la península se mantuvo más cerrada en el desierto, establecida en oasis y alrededor de pozos.

Habitaban también cristianos (ibadíes de Hira y gassaníes de Gassan) y judíos, que podían ser étnicos o antiguos árabes convertidos.

Fue en este contexto donde surgió la primera poesía árabe, dando origen a las casidas preislámicas (cantoras de glorias y ruinas tribales).

La religión preislámica que se encontraba en esos momentos es acogida por divinidades tribales y por una serie de ritos en las comunidades, como el caso de la peregrinación o el culto a los antepasados.

Puesto que la sociedad presente era de carácter tribal asentada en el desierto, la concepción de la realidad que se tenía era más bien impredecible, los fenómenos desérticos, la naturaleza, no podía explicarse mediante una esencia estática o inmutable, por lo que se encontraban en un desamparo existencial antes de la llegada de Dios. Aún con la transmisión del Islam aún quedará esta idea en algunos árabes ya islamizados.

La religión como tal se presenta en el hombre como el resultado de una búsqueda de seguridad. El ser humano, como animal ligeramente separado del resto por su inteligencia y entendimiento, puede ver el mundo como realidad en lugar de como medio, es decir, puede objetivarlo y concebirse a él mismo separado de él. El hombre puede concebir los estímulos recibidos por la naturaleza como realidades de las que puede independizarse. No solo se ve afectado por ellos, sino que puede moldearlos.

Sin embargo, la naturaleza parece que solo concibe un fin último para la especie, que sería la supervivencia, pero no para el individuo en sí mismo, por lo que aparece aquí un vacío en cada ser humano que busca llenar.

Entonces somos capaces de hacer una distinción entre “lo presente” y “lo ausente”, dándole a lo ausente el poder y nombrarla “deidad”, que es lo que lo posibilita todo. De esta forma, la religión en el ser humano adopta un carácter natural, pero más bien enfocado como a la búsqueda del sustrato físico, el hecho de ser consciente de que debe existir un aquello que da lugar a todo, el creador que es el responsable de lo creado.

Las religiones pueden dividirse en dos: prácticas, correspondientes, entre otras, al chamanismo, y las que ofrecen y teorizan una cosmovisión. A su vez, existe el polimorfismo (politeísmo), el inmanentismo (la naturaleza como deidad en sí misma), y el monoteísmo (un único Dios que es la causa de la realidad). De alguna forma puede verse una evolución del concepto Dios. El Islam es una religión cosmovisiva y monoteísta. La llegada del Islam supone el “tiempo de salvación”, por eso las zonas islámicas son denominadas Dar al-Salam (casa de salvación), mientras que el tiempo preislámica es el tiempo de la ignorancia, denominado yahiliya.

Esta religión es mostrada por medio de la Palabra (como la ley judía o el evangelio cristiano) que revela la verdad última, lo que está por venir, es decir, una profecía que se enmarca dentro de un espacio histórico y geográfico: se dice que entre el Indo y el Nilo y entre el Cáucaso y el golfo Pérsico nacen las primeras manifestaciones monoteístas y unideístas.

Cierto grado de historicidad es también presente en el surgir mismo de las religiones: el judaísmo se inicia con el viaje de la familia de Abraham desde el golfo Pérsico hasta la Tierra de Canaán, el Cristianismo con el nacimiento, vida y muerte de Jesús de Nazaret, y el Islam con la hégira: retirada de Mahoma el 622 de nuestra era desde la Meca a Medina.

Mahoma (Muhammad) se presenta a sí mismo como el escogido por Dios para la transmisión del mensaje profético pero también como un hombre corriente como cualquiera.

Nació el 570 en La Meca, quedando huérfano a muy corta edad y fue criado por su tío y junto a su primo. Ellos, junto a su mujer Jadiya y algunos siervos y esclavos fueron sus primeros discípulos cuando el 610 inicia la predicación, rechazando el carácter tosco del politeísmo preislámico. Se ganó la enemistad con la oligarquía de La Meca y llegó a ser apedreado en Tayf, por lo que se acogió en Medina el septiembre del 622. Allí se le concede terreno y se convierte en el director de la comunidad islámica que comenzaba a nacer.

Se produjo una guerra que le fue favorable el Islam y pudo llevarse a cabo la peregrinación de los fieles y la entrada del Profeta, que murió el 632.


El Islam se presenta como la única religión de Dios comunicada por Adán a los profetas, siendo Mahoma el último y el que cierra el círculo profético.

La ley islámica está regulada por la Sharía, que bebe de tres fuentes distintas: el Corán (texto que contiene la mayoría de normas musulmanas y que fue revelado a Mahoma), la Sunna ( o tradición del Profeta) y la iyma (consenso de la comunidad).